La brujería surge de un extraño impulso de los primeros pobladores al enfrentarse por primera vez a la noche, dejándonos para siempre en el corazón el poso del miedo, capaz de forjar grandes sabidurías ancestrales ocultas hasta el día de hoy. Las que nos atrevemos abrir “el libro negro” entendemos que esta oratoria se traspasa de boca en boca, de mano en mano, y nunca es coincidencia, pues el universo es el que te elige para conservar, perpetuar, y masificar estas herramientas, por intermedio de la magia.
“La fe empieza allí donde la razón cae exhausta…” bajo esta premisa, es donde comienzo articular la investigación de la historia de la brujería, el amarre y el sortilegio en Latinoamérica con mi obra. La pintura como alma mater, la taxidermia y el tarot, se entregan como herramienta a un espacio de cuestionamiento de poder, en donde la acumulación, la perpetuidad, y la trascedencia se someten a un lenguaje para no dejar de existir.
Es así, como surge la idea de traspasar esta investigación a la representación visual, como una manera de develar, o dar a conocer esta sabiduría, silenciada y misteriosa por intermedio de la ciencia y el arte.
La representación se llevará a cabo por intermedio de 10 cajas o gabinetes de madera, de 80 x 70 x 10 cm de profundidad, cada una con distintos compartimentos y diferentes entre sí, donde se irán desplegando, mostrando un recorrido de la historia de diversos amarres y brujerías, utilizados desde el comienzo de los tiempos hasta hoy en latinoamérica, cada una, contenedoras de grandes misterios.